viernes, 31 de diciembre de 2010

Ser gay, para mí, ha sido un verdadero escalón

Nunca voy a recordar aquella época, de la que distan pocos meses, en la cual, yo era un marginado. No salía ni los fines de semana, ni siquiera en el verano. No me gustaba nada sentirme así, y yo sabía, que ahí afuera me estaba esperando gente, gente que mi madre no quería que me juntase, por el simple hecho de que lo veía como una medida de protección. Pero exponía, sin ella saberlo, mi corazón a los ataque que la soledad acecha, ataques, que personas como Javi, Dani "Emo"... Me han sabido proteger, pero eso es ahora, que me junto con ellos, y ellos me ofrecen su protección. Me alegra mucho tener amigos para lo que sea (Espero yo darles también esa protección).
Yo tenía la opción de salir a la calle, con una gente a la que odio, que son los que me odian a mi, y no lo saben: Los llamados, Testigos de Jehová. Que, como mínimo, gastaban 20€ cada fin de semana, cosa, que con mi paga de 0€, no me puedo costear. Tendría que fingir ser lo que no soy: heterosexual, creyente, devoto a una religión que no creo...
Pero, un día, me sonsacaron que yo no quería pertenecer a esa religión. Y me obligaron a dar un "por qué". Voy a narrar los 5 minutos más largos de toda mi puta vida:
Me sentaron en el cuarto de estudio. Mi padre venía de jugar al tenis, cansado, sudando. Y pretendían que se lo dijera, pero yo no quería (la gente me dice que tuve dos pares de cojones, pero, en mi opinión, no los tuve). Al principio, cría que me iba a escapar, y toda iba a ser como siempre: Yo fingiendo y todos felices, cada uno es su jaula. Pero ellos no me dejaban irme del cuarto hasta que no le dijera algo (Me dijeron que podría haber dicho cualquier cosa: Que soy budista, que...). Mi padre, como estaba sudando, se fue a dar una ducha, para que yo mientras me lo pensase, y mi madre se quedó con migo, en silencio, de vez en cuando intentando que lo dijera, pero todo en silencio. Me podía escuchar los latidos de mi corazón irregular.
Por fin vino mi padre, y después de otro rato en silencio, dije las dos palabras más importantes de mi vida: Soy gay. En el instante en el que dije esos dos monosílabos, mi reloj interior se estropeó, y dejó de funcionar, creo que fueron cinco segundos, en los que hubo silencio, pero no lo sé, pues, para mí fue como medio día. Lo siguiente, no me acuerdo, solo sé, que me dijeron algo, y se levantaron, creo que me dijeron que van a pensar que iban a hacer. Yo, me quedé en el cuarto de estudio, no se cuanto tiempo, solo.
Quería llorar, pero no podía. Esque me cuesta mucho llorar, para mi desgracia, creo que se me ha olvidado.
Como iba diciendo:
Mi hermana creía que me iban a castigar para SIEMPRE, que ella hubiera hecho eso (no me estañaba que lo hubieran hecho), pero eso para mí, no era nuevo, llevaba casi dos años sin salir, por otro asunto, que ya contaré más tarde. A partir de ese momento, la relación con mis padres fue mejorando. Y ahora, sé que ellos me quieren, pero no me forma de ser. Sé que al menos, no son unos hipócritas, que siguen su fe pase lo que pase, y eso me alegra (No como el papa, que, por lo visto, ahora se puede usar preservativos, pero en casos excepcionales...). Les estoy muy agradecidos por darme de comer, darme ropa, cobijo, aveces dinero para salir (¡La última vez, me dieron casi 1€!)... Sé que soy afortunado, que hay gente que lo pasa peor.
Javi, Dani "Emo", y demás gente: No sabéis cuanto me ayudáis.

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