martes, 10 de noviembre de 2015

¡Feliz cumpleaños!

Siempre empiezo las entradas de este blog (Y bueno, de todos mis blogs (bueno, de los dos que tengo (Y diciendo lo mucho que me encantan los paréntesis))) con una pequeña reflexión sobre lo poco que escribo.
En estos últimos meses de mi vida he decidido que no voy a regalar nada a nadie por su cumpleaños, volviendo a las creencias cristianas de mis padres. Esto lógicamente no lo he decidido con una biblia en la mano o con la idea de que después de muerto resucitaré en forma de dragón de cuatro alas que escupe escarcha. Lo he hecho porque la vida no está ni para complicaciones, ni para malos rollos ni para gastarse la pasta de forma obligada.

Mis profes me enseñaron que ahora toca explicar el párrafo de arriba tras un punto y aparte previamente escrito. Para empezar esperar a una fecha concreta para regalar cosas elimina cualquier significado afectivo del propio regalo convirtiéndolo en una obligación más como ir a la compra, al trabajo o masturbarse. Si ya de por si nunca hago regalos, ahora menos. Lo único que ofrezco es la comida que voy a comer en mi casa cuando invito a alguien o mismamente las sobras que voy a comer ese día, latas de cerveza, sexo... Se podría decir que esas acciones que solo suelo hacer en mi casa satisfacen mis necesidades generosas. Se que se me puede considerar egoísta, lo siento. Imagino que en toda mi vida me han invitado más a fumar marihuana de la que yo he invitado. Lo mismo pasa con la comida, pero creo que he llegado a resumir esta paja mental en una frase: "Si ellos (Y ellas) disfrutan tanto como yo invitándote a cositas, acéptalas)
Otra de las cosas malas que tienen los regalos de cumpleaños son, cómo no, los grupos de "What's App": No se habla del regalo, se habla de gilipolleces, nadie habla, "Qué hijo de perra este tío que se ha salido del grupo", "No me habéis añadido al grupo", "¿Por qué me añades si yo...?"... En definitiva, una marabunta de palabras palabras con escaso sentido que lo único que hace es fruncir el ceño y gracias a unos pocos que el regalo llegue a decidirse y comprarse.
La pasta ¡Oh! bien escaso que ayudas a sobrevivir y a comprar cositas chulas, cuantos problemas das. No hace falta explicar los problemas que supone que alguien se gaste entre veinte y cien euros en un regalo y estar pendiente de que una pequeña muchedumbre le de el dinero correspondiente ¿Verdad?

Por otro lado una cosa que me da muchísima rabia es que algunas personas (He de decir que son pocas) te están recordando casi diariamente cuando es su cumpleaños y qué es lo que quieres que les compres (Un motivo más para que ni recuerde la fecha que me estás diciendo). Personas que meto en el mismo saco que las que te preguntan cuando es tu cumpleaños para regalarte algo concreto con una frase a lo "Te voy a comprar ________, ¿Cuándo es tu cumple?" y después no te compran nada (A esta gente también les meto en el saco de los que dicen "A ver cuándo quedamos").

Es más, no me gusta la celebración de esta cosa. Hasta el más pintamonas de cada grupo tiene su día de protagonismo, todo el mundo le dice "¡Felicidades!", y como no, ese protagonismo hay que saber llevarlo, y muchos no saben. Siempre hay movida sobre si se invita a cenar o cada uno se paga lo suyo. Y me sigo puto preguntando ¿por qué hay gente a la que les permiten que solo paguen lo suyo y a otros no? Ah, vale ya lo sé, los pintamonas de los que hable antes tienen que pagar lo de todos, los que tienen ese nivel de protagonismo en un grupo no tienen por qué, son guays. Otra movida.

Recientemente fue el cumpleaños de lo que puedo llamar dos amigos míos (Qué cojones es un amigo). El caso que sea de una forma u otra ambos amigos y yo mismo hemos decidido dejar de juntarnos (Porque ya sea de una forma u otra no quedamos nunca, y aunque debería de escribir esto en otra entrada creo que no se pueden quejar de mi puesto que aunque yo no haga mucho por quedar por ellos, ellos no hacen nada por quedar conmigo, por lo tanto es un cese de la relación de muto no-acuerdo) no me invitaron a sus cumpleaños. Creo que en ningún momento he tenido una opinión negativa sobre los que no han querido invitarme, lo primero que pensé, de hecho es "Normal". Si ya de por sí no me gusta que muchas personas se congreguen en un mismo sitio (Sabéis que es imposible que no se creen grupitos pequeños que suelen ser siempre los mismos) el hecho de hacerlo con personas con las que pasa algo raro (Que no quiero saber qué es) me gusta menos. Me he librado de que la gente lea:
Burgueño: Lo siento, pero no voy a participar en este regalo.
Burgueño se salió del grupo.
También me he librado de en el caso de que se hubiera hecho (Que no lo sé) decirle a la gente que paso de ir a discotecas, que prefiero disfrutar de la calidez humana.
Ahora lo pienso y prefiero que las cosas sean como tienen que ser, sin forzar una luz que si está encendida le queda poco para apagarse.

Esta entrada es lo suficientemente larga como para que no me acarree ningún problema, pues muy poca gente lo va a leer, pero el objetivo se ha cumplido, escribir mis pensamientos y aclarar mis ideas. Por último quiero pedir las disculpas que siempre pido: Esta entrada no ha sido pasada por ningún tipo de revisión, ni siquiera después de escribirla, pues su objetivo no es que sea leida. De hecho mientras la escribía estuve pasando un pincel por el teclado para quitar el polvo, y lo mismo hay una sección ilegible de "pñaouiergañlrmgaga waergalk gawe
rgaoewrgarga`paoj". Pero bueno. Espero que esta entrada no sea leída por casinadie. Gracias por la comprensión (Si la hay, y si no pues nah).