viernes, 11 de marzo de 2011

Hoy lo raro ha sido estar triste

A todos les ha de llegar, la muerte.Cuando alguien se muere, al que menos le importa es al puerto, precisamente, porque el resto de personas que van al tanatorio están muy tristes. Hoy he ido al tanatorio, y no ha sido así, al menos en si mayoría: Solo lloró mi abuela, esposa del difunto, y se entristeció mi tía.
Esto no es insensibilidad, y a lo mejor, no soy yo quien para juzgar, y mucho menos para desear la muerte, lógicamente, no lo voy a publicar en Internet, a la vista de todos. Es que murió un borracho (Cuando pudo), un maltratador (Cuando pudo), que pegaba a la mujer y a sus propios hijos cuando venía borracho hasta las tantas. Por no mencionar el trabajo que le costó a mi abuela cuidarle en sus últimos años de vida. Pudo desahogarse con su familia a palo limpio cuando le insultaban en el bar, llamándole cosas como "borracho" y "vago".
Me cuenta mi padre que pasaba cuando le acompañaba al "trabajo", y lo pongo entre comillas, porque no considero que el trabajo consista en pedir préstamos e ir al bar.
Menos mal que la norma "de tal palo, tal astilla" no funcionó, porque mi padre es justo y recto, y puedo decir eso me "todos" mis tíos. Mi padre nunca puso la escusa "es que mi padre...". Agradezco que mi padre sea un buen padre, madera de su propio árbol. Ni si quiera, cuando tuvo ocasión pegó a mi abuelo. Únicamente, en un extremo, le cogió el brazo , evitando así la hostia y le tiró al suelo, para poder evitar esa paliza diaria que aguantaría su madre.
Por eso mi padre no usa la palabra "padre", sino "engendrador".